lunes, 29 de febrero de 2016

El baret de Miquel Ruiz en Denia




EL BARET DE MIQUEL RUIZ


Siguiendo uno de los rezos pendientes del año pasado (el de Vicente Rufete y Baeza), nos hemos dirigido hasta Denia para visitar uno de los restaurantes más concurridos de la provincia. Gracias a que los astros se alinearon y a que alguien canceló unos minutos antes de hacer nuestra llamada, pudimos conseguir una reserva para dos ¡y solo con dos meses de antelación! Quizá por esto nos esperábamos un restaurante deslumbrante y llamativo pero, nada que ver. Si algo caracteriza al baret de Miquel es la sencillez; la simplicidad como un alivio para todos los sentidos, excepto para el gusto y el olfato. No cabe duda de que la grandes estrellas de este restaurante son sus platos.



“El local es la antítesis de un restaurante de franquicia” Miquel Ruiz (Entrevista para Come y reza




Como señala Miquel, el local no guarda un estilo definido en cuanto a decoración ni una linealidad en el mobiliario. Por así decirlo, cada silla y cada mesa son de su padre y de su madre. El concepto es el del típico bar del pueblo, que evita gastos prescindibles con la intención de dar un buen servicio a precios competitivos. Llama la atención el uso de diferentes materiales en la decoración del restaurante: una puerta de entrada de madera noble y una segunda de cristal, mosaicos en el suelo de la entrada, paredes blancas decoradas con sifones de distintos estilos y salpicadas con el descubrimiento de algunas piedras de obra, techos con vigas de madera, estanterías de garaje, colgantes estravagantes...

 También las cartas son diferentes, cada una con un poema distinto. Y ciertamente, el ambiente estaba garantizado porque el local estaba al completo. Puri, la mujer de Miquel, nos llevó a nuestra mesa y, como siempre, nos dejamos llevar por lo que el chef nos quisiese dar a degustar. Jontxu se encargo muy amablemente de servirnos y presentarnos detenidamente cada plato. Allá vamos.



Papas con salsa de berberecho y lima



El sabor era el típico del submarino de berberechos con limón, solo que añadiéndole la cremosidad de la salsa.


Pastisset de hígado de pato y boniato
Correcto, aunque la mezcla de sabores es algo más habitual.

Caramelos de hueva de atún con avellana caramelizada


Fascinante fusión de sabores. Y en este caso, la presentación importa; quizá para romper con lo que los comensales esperamos y, de este modo, conseguir sorprendernos. 


Bocadillo de camarón

Consta de un pequeño camaroncito con diferentes tipos de algas. En el interior del pan se halla la crema de arroz a banda, cuyo sabor es potente; de ahí que se combine con una hoja de un árbol cítrico de Japón, que sirve para refrescar la boca y evitar así la mezcla de sabores.


Figatells de sepia





Minihamburguesitas de sepia, de textura sencilla pero profunda, con una salsa de perejil combinado con frutos secos. Una interesante combinación.


Merluza con chorizo ibérico

Una base de una picadita de tomate que contiene diferentes tipos de hoja, como la albahaca, piñones y tomate seco. Luego tenemos la pieza de la merluza con chorizo ibérico, para contrastar sabores y una remolacha liofilizada (deshidratada y congelada a la vez).

Un plato espectacular y, de nuevo, sorprendente, ya que esperábamos una combinación de sabores demasiado fuertes (chorizo y pescado). Sin embargo, en boca resultó ser de lo más ligero.


Caballa con alcachofa y cebollino 
Una base de crema de alcachofa, con un ligero toque de aceite de oliva virgen extra, con caballa cruda y alcachofa al punto medio de fritura, acompañado de cebollino.
Excelente combinación de sabores, fusionando frutas, verduras y pescado. Queda finalmente un sabor picante en boca, a la vez que agradable, limpio.

Vamos con los POSTRES

Miquel Ruiz no se ha formado en escuelas sino en cocinas excepcionales de Francia y España. Según él “Lo más importante para formarte como cocinero es elegir espacios (restaurantes) que te puedan aportar algo, tanto en cocina salada como en dulce” Miquel Ruiz (Entrevista para Come y reza)




Chocolate con calabaza


Una salsa verde de pipa de calabaza y otra marrón que mezcla almendra con un ligero toque de algarrobo. La circunferencia es la propia calabaza junto con un buñuelo de chocolate.El flan de calabaza estupendo, sin embargo la bomba falló al no explosionar el chocolate.
 



Ensalada de hierbas con chocolate y fruta de la pasión





Helado de fruta de la pasión casero, acompañada de guisantes deshidratados y de krispis de leche. Diferentes tipos de hierbas y pétalos de flores van salpicados de dos texturas de chocolate en mouse y en helado, bizcocho, saladitos y uva roja. Una delicia para los sentidos






Información y calificación
Cierran domingos y lunes.
Ambiente: 10
Trato:10
Baño: 8 (Con un espejo peculiar)

Nosotros nos vemos en la próxima entrada, siguiendo el rezo de Miquel, un artista culinario inspirador de otros fogones que pronto os mostraremos. 
¡Hasta la próxima!


miércoles, 20 de enero de 2016

Restaurante El Racó de Pere i Pepa



En esta ocasión, el rezo sobre El Racó de Pere i Pepa nos ha llegado de una de las más afamadas cocinas de la provincia, el Restaurante La Sirena (Petrer), al que prometemos visitar prontamente.


Siguiendo el rezo, hemos llegado hasta Pinoso para saborear la cocina de Pere y acreditar la cuidadosa atención de Pepa. Una pareja de profesionales con un gran recorrido en el mundo de la hostelería en el que, a pesar de haber sufrido algún tropiezo, han demostrado con esta nueva andadura (desde 2009), que el éxito no consiste en no haber caído nunca, sino en aprender a levantarse tantas veces como sea necesario. 


Hoy en día, su restaurante triunfa en la tierra del Monastrell, hasta donde se desplazan asiduamente clientes de toda la comarca, atraídos por las exquisiteces de esta cocina. El restaurante consta de dos plantas con una pequeña, aunque acogedora, terraza a la entrada. Todas las zonas, exterior e interiores guardan el mismo tipo de decoración rústica en piedra natural, maderas oscuras y hierro forjado. Estos materiales han sido combinados con colores cálidos y tostados, así como una buena iluminación que invita a sentarte en alguna de sus mesas, hechizado quizás por la pureza blanca de los manteles y la perfecta disposición de los servicios. 


La verdad es que da gusto sentarte en un ambiente tan acogedor, en el que nos hicieron entrega de dos cartas: una, con tres menús confeccionados para degustar los platos estrella y otra, con todos los platos disponibles en el restaurante. En general, ambas están bien pensadas, ofreciendo diversidad dentro de un margen de precios competitivos. Como siempre, nos dejamos aconsejar, en este caso por Pepa, que nos propuso la degustación de un “menú especial” combinado con otro plato del “menú superespecial”.


¡Empezamos!

La entrada, invitación de la casa, constaba de una bola de sobrasada, acompañada de unas aceitunas aliñadas. 







 
Una ensaladilla de merluza, que para nuestro gusto dicha merluza estaba pasada de cocción; ya que aunque el sabor era correcto, su textura era “achiclada”.


Un plato de jamón de Guijuelo, Bernardo Hernández. Un plato que, si en principio no arriesgaba nada... Todos sabemos que ¡si un jamón mediocre bien cortado, se crece! Un buen jamón, por muy bueno que sea, si está mal cortado, te lo cargas. Y este último fue el caso. Una pena.




Virutas de foie con mermelada de tomate, brotes de alfalfa y reducción de Pedro Ximénez. Un plato generoso, bien presentado y correcto; aunque en contrastes, ganaba el dulce por goleada, requiriendo más presencia del salero inglés. Por otro lado, nos sorprendió gratamente el leve toque raíz de los brotes de alfalfa, que imprimían potencia al foie. 



Alcachofas rellenas de confit de pato y verduritas de la huerta, presentadas sobre una salsa base de pimientos del piquillo y gratinadas con bechamel. Un bocado delicado y bien conseguido. La unificación de texturas de los diferentes ingredientes fue lograda y expresada en una suavidad sublime. El contraste de sabores en este entrante es muy sutil, si acaso se revela un fondo amargo y picante heredero de la alcachofa y el piquillo.


Pulpo braseado con palomitas de cerdo y ajo negro, sobre una base de compota de manzana. Excelente presentación y combinación de sabores y texturas. El pulpo estaba en su punto de cocción perfecto, suave y muy “umami” en su ajuste con el ajo negro. El crujiente de las palomitas de cerdo es una opción perfecta para luchar en boca con un pulpo puntero. Totalmente recomendado.



Vieira braseada con puré de manzana, vermut rojo, acompañada de puerro y un toque de trufa. El vermut mezclado con la compota de manzana forman una especie de suave caramelo braseado, que yuxtapuesto con la suavidad del puerro, realzaban el sabor de una vieira correcta y al punto, haciendo de este entrante un bocado de lo más exquisito y elegante.



Para los platos principales nos ofrecieron unos maridajes de vinos de la tierra, optando por un Tarima blanco de 2014, vivo y alegre en boca para acompañar un hojaldre de pescado y verduras, y un tinto Tarima Monastrell para la carne seleccionada.



 
Hojaldre de pescado y verduras. El hojaldre espectacular. No se puede decir lo mismo de la lámina de pescado seco y lo imperceptible de la verdura en cuanto a sabor y cantidad. Nada recomendable.






Solomillo al foie, servido con una reducción de Pedro Ximénez y manzana asada. La carne estaba hecha, tal y como habíamos pedido, con su punto sangriento. Perfecta combinación con el generoso foie y el toque de la manzana asada. En definitiva, un plato estrella de la casa.




Para terminar, nos ofrecieron un surtido de postres, todos exquisitos. Recomendamos dejar hueco para disfrutar de la carta de postres que ofrece este restaurante, entre los que se destacan: la torrija caramelizada con helado de vainilla bourbon y la milhoja con crema y chocolate.








El trato por parte del personal fue excelente y recibieron nuestras críticas de forma abierta y humilde. Pepa es una excelente jefa de sala, pues a pesar de tener el local completo, el ambiente era relajado y todas las mesas fueron servidas en su momento. Por otro lado, es extraño que fallen en cosas tan elementales como un buen corte de jamón y hasta que los platos principales hayan salido de la misma cocina. No obstante, el Racó de Pere i Pepa merece nuestra recomendación; más si cabe, una vez superen estos deslices, tan sencillos como importantes.


Información y calificación
Localización

Precio medio por persona: 35/40 €
Cierran lunes y todas las noches de martes a jueves.




Baños: 8

Trato: 10

Ambiente: 10

  
Nosotras nos despedimos hasta el próximo rezo.